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Desde que empezó este proceso de destrucción de Venezuela gracias al “Socialismo del siglo XXI” y a medida que comenzamos a mostrar nuestra terrible realidad a otras naciones, episodios de xenofobia han ido incrementándose en número y gravedad de las variadas, múltiples e incansables humillaciones y vejaciones que hemos padecido los venezolanos.

No son leyendas urbanas, porque todos los que somos viajeros frecuentes, inmigrantes o trabajamos con gente de otros países lo hemos padecido. Confieso que por no dar tribuna y notoriedad a esas personas que usando el gentilicio o la situación de Venezuela humillan, vejan y destruyen, me he callado. Mis experiencias personales con el tema, durísimas todas. Sin embargo creo, que es momento de dar un paso al frente…

Y no, no se confundan queridos lectores, no pienso dar un ápice de notoriedad a individuos de alma oscura y podrida que usan un momento tan doloroso y delicado para dañar. Esas pobres almas para mi siguen siendo dignas de lástima, invisibles e inservibles. Cuando me refiero a dar un paso al frente, me refiero a que es momento de que como nación, nos deslastremos del “pobrecito yo” del eterno violín, de la manipulación de muchas cuentas en redes sociales buscando likes y seguidores con el tema.  Empecemos a tratar nuestra nación y todo lo que tenga que ver con esta, con la gallardía, altura y el honor que se merece. No sé ustedes, pero yo estoy cansada de ver esto.

Hemos sido en extremo pacíficos, tolerantes y genuflexos cada vez que nos humillan y vejan. Es entendible tomando en cuenta la posición vulnerable, quebrantada y débil en la que nos encontramos. Esos individuos hacen lo propio de gente sin escrúpulos, puesto que patear al que está en el suelo es fácil. Pero creo firmemente que es momento de cambiar la narrativa, en el camino a la reconstrucción del país a esa nación de primera que muchos hemos soñado desde siempre.

Si nosotros no damos a respetar nuestro gentilicio ¿Entonces quién? Nadie más tiene esa tarea sino nosotros. Y eso va desde nuestras maneras, modales, que consumimos en redes, a quien aplaudimos, nuestros referentes, todo lo que somos, generamos y aplaudimos habla de nosotros como nación. Y la verdad, no me gusta lo que veo.

La reconstrucción que el país nos pide a gritos desde hace décadas tiene que ser en todos los ámbitos y aspectos, y nuestra moral como gentilicio, como ciudadano es prioridad e imprescindible. Nuestra autoestima que ya estaba tambaleante, fue absolutamente destrozada y es imperativo reconstruirla, sanarla y reforzarla para que esto que hemos vivido, nunca más se vuelva a repetir.

Pero esto queda a manos de cada quien, claro está. Sin embargo esto deber ser tarea de todos.

Donde quiera que vaya y donde quiera que esté, seguiré diciendo:

 “Mi gentilicio ¡Se respeta!”

Los espero este y todos los martes a las 2:00 PM hora Venezuela, Miami, New York, Puerto Rico a través de I Heart Radio con “Política en faldas”.

Escrito por: Jennifer Barreto-Leyva

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