Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 7 segundos
Analizando parte de los últimos estudios e indagaciones de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), donde participan investigadores de la UCAB, UCV y la USB, al cierre del primer semestre del año 2021 son verdaderamente preocupantes las cifras y datos, en relación con la situación socioeconómica de Venezuela, donde señalan que el 79,3% de los venezolanos no tienen como cubrir la canasta de alimentos, un auténtico homicidio.
La intensidad de la pobreza continúo su tendencia creciente, donde la investigación determino a través de la línea de pobreza, que un 96% de los hogares están en situación de pobreza, hecho que significa, que los ingresos percibidos son insuficientes para cubrir las necesidades básicas.
Señala ENCOVI que si se adopta el método multidimensional, incluidas cuatro dimensiones que abarcan, además de los ingresos, otras variables relacionadas con el empleo, educación, las condiciones de la vivienda y los servicios públicos, se estima que 65% de los hogares se encuentran en situación de pobreza extrema.
Las investigaciones resaltan que existen en el país 639.000 niños menores de 5 años con desnutrición crónica y las personas de la tercera edad o ancianos prácticamente consumen una comida diaria e insuficiente. Para que tengan una idea, los adultos mayores en Venezuela recibieron $21 durante el primer semestre del año como pensión, lo cual significa que un jubilado recibió en promedio $3,5 mensual, mientras la canasta alimentaria ronda los $300 mensuales.
En ese sentido, se comete homicidio en Venezuela cuando todos los precios de la economía están dolarizados y los sueldos en bolívares devaluados, que por destruirse la producción, los salarios se diluyen con la hiperinflación.
Asimismo, el sector agrícola registró la pérdida de 600.000 toneladas de alimentos sólidos y de 480.000 millones de litros de leche, en el primer semestre. También, se reporta el detrimento de 50.000 toneladas de verduras y hortalizas, durante los primeros 6 meses de 2021. Según afirma Antonio Escalona Araujo, Presidente de la Unión Agrícola y Ganadera de los Andes, para el año 2022 nos enfrentaremos a un desabastecimiento sin precedentes en la historia de Venezuela, porque se cree que el problema del combustible no se solucionará.
Lo que no se dijo en la reciente asamblea de Fedecámaras es que en el país existen 500.000 empresas cerradas y 700 expropiadas. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el 2008 se registraban un poco más de 800.000 empresas en todo el país de diferente índole; hoy día la cifra no es superior a 270.000 compañías activas.
Pasamos de ser el país más rico de Latinoamérica, al más pobre, en solo 22 años de revolución, donde contando con más recursos – se tuvo a la mano la mayor y más larga bonanza petrolera entre 2003-2012 con un barril de petróleo que promedio los 100$ anuales- que todos los presupuestos juntos y sumados, de los gobiernos de los siglos XIX y XX venezolano, este régimen no pudo hacer en 20 años ni siquiera un 5% de lo que se hizo en 40 de democracia.
Esta crisis humanitaria, de hambre, calamidades y tan compleja que vivimos es producto de las políticas implementadas por la revolución en ejercicio del poder, expresión del modelo comunista impuesto por el que nadie votó, pero que se ha ido apropiando de todo el país, prácticamente aniquilando todo lo que no huela a revolución.
El modelo comunista existe mientras exista la pobreza, sin pobreza las cosas cambian radicalmente. Podrían celebrarse elecciones, pero si no cambia el modelo de pobreza, seguiremos en crisis, hasta que deje de serlo y de esta manera el homicidio silencioso de mantener su objetivo: seguir ocasionando muertes en el país.
El hambre, las carencias y la escasez de alimentos es el pan nuestro de cada día, eso para los que aún pueden decir que “hacen mercado”, pues la peor desgracia de esta situación es que cada día aumenta el número de venezolanos que no pueden darse el lujo de comprar comida. Ese es el peor crimen de este régimen inhumano, el homicidio silencioso, cotidiano, que no se llegará a ver en su totalidad sino cuando hayan dejado el poder, no sin antes terminar de arrasar con lo poco que queda. Esto recuerda a la hambruna de Joseph Stalin en toda la URSS, caso emblemático el “Holodomor” en Ucrania donde condenaron a morir de hambre a 4 millones de seres humanos o la ceguera por desnutrición de la Cuba de los años 90.
El homicidio silencioso lo podemos considerar un pecado capital que como acto del comportamiento humano, de una u otra manera agreden y corroen sus propias entrañas, alma, existencia y la del prójimo y la tragedia venezolana instaurada por el comunismo castrochavista, podemos tomarla como el más claro ejemplo de la aplicación conductual de los pecados capitales para someter a la sociedad venezolana al hambre, la pobreza y a una servidumbre voluntaria, modalidades estas de esclavitud y estrategias infalibles de los regímenes comunistas.
A veces me pregunto, por qué si existen organismos a nivel internacional como la FAO, CIDH, la ACNUR – se ocupa de los venezolanos que huyen del país por no tener que comer- además de un cúmulo de ONGs encargadas sobre el tema del hambre y la desnutrición, que cuentan con suficientes evidencias sobre la situación socioeconómica de Venezuela, se sigan cometiendo tales crueldades como el homicidio silencioso descrito, el cual constituye crímenes de Lesa humanidad estipulados y, por tanto, se debe pagar por ellos.
Escrito por: Jorge Cardenas
Síguenos en: Facebook | Twitter | Instagram | Telegram
Puede interesarte leer: Libertarios se manifiestan en Caracas en apoyo al pueblo de Cuba