Ataque EE.UU. a Venezuela se perfila como una opción real en el escenario geopolítico. Según reporta el Washington Examiner, las fuerzas militares de Estados Unidos estarían preparadas para lanzar operaciones dentro del territorio venezolano, con el objetivo de capturar y sostener puntos estratégicos como puertos y aeródromos.
Este desarrollo ocurre en un contexto de creciente presencia estadounidense en la región, lo que ha elevado las alarmas dentro del régimen de Nicolás Maduro. Aunque el Pentágono no ha confirmado oficialmente un plan de agresión, las señales apuntan a algo más allá de simples ejercicios.
Contexto del posible ataque EE.UU. a Venezuela
Fortalecimiento militar alrededor de Venezuela
El despliegue de barcos de guerra, aviones furtivos (como los F-35) y unidades de la Infantería de Marina destacan como evidencia del potencial uso de fuerza. Puerto Rico ha sido identificado como base logística clave para sostener estas operaciones.
Un informe reciente del Departamento de Defensa señala un ejercicio frente a las Islas Vírgenes en el que:
- Seis aviadores de tácticas especiales saltaron en paracaídas al mar con lancha neumática.
- Once controladores de combate y paracaidistas de rescate saltaron directamente a un aeropuerto desde el mismo avión, simulando la toma de un aeródromo en un escenario combinado.
Estas maniobras sugieren preparación para intervenciones rápidas y coordinadas en territorio venezolano.
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Según Washington Examiner, los estrategas del Pentágono consideran que ya se cuenta con fuerzas suficientes para operar en Venezuela: tomar pasos clave de ingreso y asegurar posiciones críticas. Esto va más allá de operaciones contra drogas, representando una proyección militar abierta hacia el régimen de Maduro.
Además, medios como NBC han informado que la administración estadounidense habría instruido al Pentágono a diseñar ataques “relámpago” contra blancos vinculados con narcotráfico en Venezuela. Estas acciones posiblemente no busquen una ocupación prolongada, sino golpes precisos y de alto impacto.
El expresidente Donald Trump —quien regresará con fuerza a la escena geopolítica— no ha descartado públicamente medidas más agresivas contra la dictadura venezolana, lo que aporta presión adicional a los escenarios militares ya contemplados.
Reacción del régimen de Maduro
El gobierno venezolano ya respondió: denunció vuelos cercanos de cazas F-35 como provocaciones ilegales y acusó a EE. UU. de “acoso militar”. Maduro, además, insinuó que podría decretar un estado de emergencia para repeler una eventual agresión.
La dictadura ha elevado su nivel de alerta en todo el país y movilizado fuerzas de seguridad para defender fronteras y costas.
Implicaciones estratégicas del ataque EE.UU. a Venezuela
Viabilidad política y legal
Un ataque militar directo implicaría enormes riesgos legales, políticos y diplomáticos. Estados Unidos tendría que justificarlo ante organismos internacionales, especialmente si no hay mandato del Consejo de Seguridad de la ONU ni aprobación regional.
El régimen de Maduro, por su parte, buscará denunciar la agresión ante foros internacionales y movilizar alianzas estratégicas con países aliados como Rusia, Irán o China.
Riesgo de escalamiento
Una intervención podría disparar la tensión regional, generar conflictos fronterizos o involucrar actores locales (guerrillas, disidencias, narcotraficantes). También podría afectar la seguridad marítima y aérea de la región Caribe.
Implicaciones para la narrativa política interna en EE. UU.
Para círculos de la derecha en EE. UU., este tipo de opción militar fortalecería la imagen de firmeza frente a regímenes autoritarios. Podría posicionarse como una medida necesaria para restablecer democracia, libertad y lucha contra el narcotráfico.
Sin embargo, también enfrenta resistencias internas: críticas por costos humanos y económicos, posibles bajas colaterales, y cuestionamientos éticos sobre intervención militar en un país soberano.
Escenarios posibles
- Ataque limitado / relámpago: operaciones quirúrgicas contra blancos específicos (redes de narcotráfico, instalaciones militares).
- Operación de ocupación temporal: tomar aeródromos y puertos, mantener presencia en zonas estratégicas.
- Negociación diplomática paralela: presiones con sanciones, amenazas y diplomacia para forzar la salida del régimen.
Conclusión
El ataque EE.UU. a Venezuela ya no es una mera especulación mediática. La ampliación de fuerzas desplegadas, las maniobras simuladas de toma de aeródromos y la movilización logística desde Puerto Rico apuntan a que la opción está sobre la mesa.
La dictadura de Maduro, en estado de máxima alerta, ha reaccionado con denuncias y posibles medidas excepcionales. Mientras tanto, el mundo observa: una intervención militar podría reescribir el mapa político, estratégico y humanitario de la región.
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