En un hecho dramático que remeció el norte de Bogotá, dos líderes opositores venezolanos resultaron heridos tras ser víctimas de un ataque sicarial Bogotá mientras caminaban rumbo a un punto de transporte público. Luis Alejandro Peche y Yendri Omar Velásquez fueron impactados por múltiples disparos sin mediar provocación. El autor o los autores del atentado huyeron del lugar dejando tras de sí una estela de violencia.
Según los reportes oficiales, ambos permanecen hospitalizados: uno de ellos requiere cirugía y el pronóstico se mantiene reservado. Aunque la Defensoría del Pueblo informa que estarían fuera de peligro, el episodio despierta alarma sobre la seguridad de quienes reclaman derechos humanos, más aún cuando se trata de personas migrantes vulnerables.
Contexto del incidente y perfil de las víctimas
Ambos dirigentes venezolanos residían en Bogotá desde hace varios meses, tras huir del régimen de Maduro por presunta persecución política. En redes oficiales, la Defensoría del Pueblo condenó el ataque y recalcó que Yendri Velásquez es activista LGBTIQ+ y defensor de derechos humanos, con solicitud activa de refugio en Colombia.
La institución comunicó que los atacados habían solicitado acompañamiento para tramitar su protección internacional, precisamente por riesgos que enfrentaban en su país de origen. Ahora, ese riesgo se traslada al territorio colombiano, obligando a tomar medidas urgentes.
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La Defensoría se pronunció públicamente: “Rechazamos el atentado ocurrido hoy en el norte de Bogotá contra dos ciudadanos venezolanos”, señalaron, e hicieron un llamado explícito a la Fiscalía General de la Nación a “adelantar una investigación pronta y exhaustiva”. Además, instaron a las autoridades colombianas a activar medidas de protección para las víctimas y garantizar sus derechos mientras se encuentran en territorio nacional.
La entidad enfatizó que las personas migrantes y refugiadas deben contar con respaldo estatal, y que este tipo de ataques representan una doble victimización: huyen de la persecución en su país y siguen enfrentando violencia en el país receptor.
Implicaciones políticas y de seguridad
Este episodio no puede leerse solo como un acto criminal aislado. En el clima político polarizado en Colombia, un ataque sicarial Bogotá contra activistas venezolanos adquiere connotaciones de intimidación política.
- Seguridad en zonas migratorias: El hecho evidencia que la protección territorial no basta para garantizar la integridad de líderes sociales y políticos refugiados.
- Presión internacional: Es probable que organismos de derechos humanos y prensa internacional exijan seguimiento riguroso.
- Responsabilidad estatal: El Estado colombiano enfrenta un escrutinio mayor en cuanto a su capacidad para proteger a extrajeros vulnerables.
Diagnóstico médico y estado de salud
Según fuentes médicas, los heridos fueron trasladados de urgencia a centros asistenciales y están recibiendo atención especializada. Uno de ellos deberá someterse a cirugía, y su condición es reservada. Se espera que en las próximas horas se divulgue un parte médico más concreto.
La gravedad del ataque pone en evidencia que ninguna persona, por ser migrante o líder político, debe ser objetivo de violencia bajo impunidad.
¿Qué sigue? Exigencias y vigilancia ciudadana
- Investigación exhaustiva e imparcial por parte de la Fiscalía.
- Protección integral para los heridos y sus familias.
- Seguimiento internacional, de organismos como Human Rights Watch o Amnistía Internacional.
- Sensibilización política para que no se legitime la violencia contra actores en oposición al régimen de origen.
Este caso exige que Colombia demuestre su compromiso con los derechos humanos, incluso cuando las víctimas sean extranjeros perseguidos.
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