Contexto del atentado en Cali
Aproximadamente a las 15:00 (hora local), un cargamento explosivo estalló en las inmediaciones de una base aérea civil, adyacente a una de las vías más concurridas de la ciudad. Las ráfagas del impacto estremecieron edificios colindantes, rompieron vidrios y generaron destrucción material visible en vehículos y fachadas. La cifra inicial: 5 fallecidos y más de 30 heridos, según confirmaciones oficiales.
Imágenes compartidas en redes dan cuenta de automóviles calcinados, viviendas colapsadas y civiles en estado de shock; una escena que refleja el poder mortal del ataque armado, y el peligro latente al que están expuestos los ciudadanos en zonas urbanas.
Segundo ataque: dron y fusiles en Antioquia
Horas antes, en Antioquia, una facción disidente vinculada a la exguerrilla FARC emboscó un pelotón antinarcóticos. Armados con drones cargados de explosivos y rifles de alta potencia, derribaron un helicóptero de la fuerza pública que sobrevolaba la zona. El choque resultó en 8 víctimas fatales, entre uniformados y civiles, aunque las autoridades aún investigan la identidad exacta de todos los afectados.
Este ataque armado evidencia cómo el conflicto interno ha evolucionado hacia una amenaza asimétrica, en la que el ataque violento Colombia ya incorpora tecnología como drones explosivos y tácticas no convencionales.
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La convergencia de atentados en Cali y Antioquia demuestra la capacidad operativa y alcance territorial de los grupos armados. El uso de un camión bomba y un dron contrasta con métodos guerrilleros tradicionales, y confirma que el ataque violento Colombia es un aviso claro de escalamiento bélico justo un año antes de las elecciones presidenciales.
Reacción institucional y retos de seguridad ante otro ataque violento Colombia
Ante los atentados, el gobierno ha mobilizado unidades antiexplosivos y reforzó la inteligencia militar. El presidente declaró que se debe combatir con “mano firme a quienes atentan contra la paz”. No obstante, expertos advierten que sin presencia estatal real en zonas rurales, el vacío de control seguirá siendo caldo de cultivo para estos grupos armados.
Desarrollo del relato
La jornada ataque violento Colombia es el más crudo episodio registrado en la última década. El uso de drones cargados de explosivos se ha vuelto una tendencia alarmante: el Comité Internacional de la Cruz Roja informa que las víctimas por artefactos de este tipo se han duplicado en los primeros meses de 2025.
Colombia, ya azotada por un récord histórico de cultivos de coca, ahora enfrenta un desafío sin precedentes en materia de seguridad —y en zonas urbanas.
La escalada violenta coincide con el término del periodo electoral general, intensificando la tensión política y el debate sobre la capacidad del Estado para contener estas amenazas. Sectores de centro-derecha advierten que solo una estrategia contundente, sin concesiones territoriales ni acuerdos con disidencias, puede revertir la inestabilidad.
En privado, altos mandos militares reconocen que la confrontación actual es extensa y sofisticada, al punto de que los drones permiten emboscadas en zonas de difícil acceso, con intervención limitada del ejército.