Dictadura cubana obliga a estudiantes a firmar en apoyo al régimen de Maduro
La dictadura cubana ha vuelto a cruzar límites en su afán de respaldar a sus aliados internacionales. En esta ocasión, el Ministerio de Educación de Cuba (MINED) lanzó una campaña nacional en centros escolares que obliga a miles de estudiantes a firmar documentos de apoyo al régimen de Nicolás Maduro, confirmando el uso de menores en actos políticos que violan su derecho a una educación libre de ideologías impuestas.
Según reportes publicados por Diario de Cuba, esta iniciativa se desarrolló del 24 al 30 de septiembre, en escuelas primarias, secundarias y preuniversitarios. Las firmas recogidas serán enviadas directamente al mandatario venezolano como “muestra de solidaridad internacional”.
Propaganda disfrazada de “solidaridad”
El régimen comunista calificó la jornada como una “respuesta al imperialismo”, pero en la práctica se trató de una estrategia política para reforzar la alianza entre La Habana y Caracas. En provincias como Camagüey y La Habana se documentaron actos masivos en los que jóvenes, e incluso niños de primaria, fueron expuestos a consignas políticas y a rituales propagandísticos.
La evidencia compartida en redes sociales muestra aulas convertidas en escenarios de adoctrinamiento, donde se prioriza el culto a la ideología antes que el pensamiento crítico.
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El Partido Comunista de Cuba ordenó la movilización de miles de escolares bajo la excusa de una campaña de solidaridad con Venezuela. El secretario de Organización del Comité Central, Roberto Morales Ojeda, declaró que esperan que “millones de cubanos y cubanas” firmen para respaldar a Maduro.
Con ello, queda en evidencia que la educación en Cuba no solo está controlada por el Estado, sino que también es utilizada como herramienta para fortalecer alianzas políticas internacionales. En lugar de fomentar ciudadanos libres, se forman militantes ideológicos desde temprana edad.
Indignación y rechazo
Diversos sectores críticos han denunciado esta manipulación de la infancia. Activistas y exiliados cubanos consideran que se trata de una violación ética y moral contra los menores, obligados a participar en actos que no comprenden del todo.
Por su parte, organizaciones de derechos humanos insisten en que estas prácticas violan acuerdos internacionales que protegen a los niños contra la explotación política.
Mientras tanto, la maquinaria propagandística sigue funcionando. Los libros con las rúbricas serán entregados a Maduro como trofeo político, confirmando el servilismo de La Habana hacia el chavismo, aun cuando ambos regímenes atraviesan crisis internas.
El hecho de que la dictadura cubana utilice a estudiantes como instrumento político refleja el deterioro de valores democráticos en la isla. Más allá de una supuesta solidaridad, esta campaña muestra cómo los regímenes autoritarios instrumentalizan la infancia y la educación para perpetuar su ideología y respaldar a sus aliados internacionales, en este caso, al dictador Nicolás Maduro.