Petro critica maniobras de Estados Unidos en el Caribe y desata controversia en la región
El presidente colombiano Gustavo Petro volvió a situarse en el centro del debate internacional tras rechazar públicamente la presencia de aeronaves y buques estadounidenses cerca de las costas de Venezuela, calificando la acción como una amenaza para la estabilidad del Caribe.
En su cuenta de X (antes Twitter), el mandatario escribió que “han convertido el Caribe de zona de paz, como se acordó con los mismos EE. UU., en zona de agresión y colonización”, señalando que las consecuencias podrían ser negativas tanto a corto como a largo plazo.
Esta declaración se produce en medio del despliegue militar ordenado por el expresidente Donald Trump, quien, bajo el argumento de combatir el narcotráfico, envió buques de guerra, cazas F-35B y un submarino nuclear hacia aguas internacionales próximas a Venezuela. La medida fue vista por diversos analistas como una estrategia de presión sobre el régimen de Nicolás Maduro, más que como un operativo antidrogas.
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El régimen de Nicolás Maduro no tardó en respaldar la posición de Petro. En un comunicado, Caracas exigió al secretario de Guerra de EE. UU., Pete Hegseth, “cesar su postura guerrerista y aventurera”, y anunció que elevará una denuncia ante el secretario general de la ONU, António Guterres.
Según el texto oficial, la presencia de estas aeronaves “pone en riesgo la seguridad operacional de la aviación civil y comercial” del Caribe.
Mientras tanto, Petro insistió en que América Latina no debe permitir intervenciones extranjeras, asegurando que los problemas del continente deben resolverse entre latinoamericanos y caribeños, sin injerencias externas. Sin embargo, esta postura ha sido interpretada por sectores de la derecha como una muestra de afinidad ideológica con el chavismo, más que como una defensa real de la soberanía regional.
Una política exterior que genera divisiones
El discurso del mandatario colombiano ha sido criticado por líderes políticos y analistas conservadores, quienes consideran que su retórica beneficia al régimen de Maduro y debilita la relación con Washington, uno de los principales socios comerciales y estratégicos de Colombia.
Para estos sectores, el Gobierno de Petro parece más preocupado por defender los intereses de Caracas que por fortalecer los vínculos con democracias aliadas.
Además, mientras Estados Unidos mantiene al menos ocho buques de guerra y más de 4.500 soldados en la región, el presidente colombiano se mantiene firme en su rechazo. Para algunos analistas de seguridad, esta posición podría aislar a Colombia de los esfuerzos internacionales contra el narcotráfico, especialmente considerando que gran parte de las rutas de tráfico ilícito pasan por el Caribe y el Pacífico colombiano.
El exembajador y analista político Francisco Santos señaló que “Petro no puede seguir jugando al doble discurso: mientras exige respeto a la soberanía venezolana, ignora los riesgos reales que la narcoguerrilla y el crimen transnacional representan para la seguridad hemisférica”.
Contexto geopolítico: el Caribe como tablero estratégico
El Caribe ha sido históricamente una zona de interés militar y económico para Estados Unidos, especialmente por su proximidad con el Canal de Panamá y su conexión con el Golfo de México. Desde la Guerra Fría, Washington ha mantenido presencia activa en el área para contrarrestar influencias adversas.
En este contexto, las maniobras recientes no son un hecho aislado, sino parte de una política de disuasión frente a regímenes considerados autoritarios o asociados con el narcotráfico, como el de Maduro. Sin embargo, la lectura de Petro parece omitir este trasfondo y se centra en denunciar una supuesta “colonización” norteamericana, lo que ha sido interpretado como una narrativa más ideológica que estratégica.
Diversos medios internacionales, como BBC Mundo y El País, han señalado que el choque entre Washington, Caracas y Bogotá refleja la fractura ideológica en América Latina, donde algunos gobiernos buscan estrechar lazos con regímenes populistas mientras otros reafirman su alineación con Occidente.
Conclusión: una diplomacia en tensión
Las palabras del presidente Petro no solo reavivan las tensiones con Estados Unidos, sino que también profundizan el distanciamiento entre Colombia y los países que apoyan sanciones al régimen venezolano.
Aunque el mandatario insiste en promover una “zona de paz”, sus declaraciones parecen responder más a un discurso político interno y a su cercanía con la izquierda regional que a una estrategia de política exterior coherente con los intereses nacionales.
Por ahora, Washington mantiene su despliegue militar y evita responder directamente a las críticas del líder colombiano. Sin embargo, fuentes del Pentágono han dejado claro que las operaciones en el Caribe continuarán “mientras sea necesario” para combatir el narcotráfico y el crimen transnacional.
El episodio deja claro que la relación entre Colombia y Estados Unidos atraviesa uno de sus momentos más delicados, con un Petro que se muestra cada vez más distante del aliado histórico de su país, y una comunidad internacional que observa con preocupación la deriva política de la región.
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