Cartel de los Soles falso: Petro desmiente acusaciones con datos contundentes y expone narrativa contraria de la derecha
En un giro sorprendente de la narrativa política regional, el presidente izquierdista Gustavo Petro ha salido al paso de las acusaciones más recientes sobre el supuesto Cartel de los Soles, calificándolo directamente como un “instrumento retórico de la derecha para desestabilizar gobiernos legítimos”. En su intervención, insistió en que esa versión no se corresponde con la realidad, y que se trata de un efecto propagandístico diseñado para justificar intervenciones internacionales.
Contexto internacional y las acusaciones iniciales
El argumento cobró fuerza cuando administraciones internacionales, en particular la de Estados Unidos, incluyeron al citado cartel en su marco de terrorismo transnacional, sugiriendo que existía una conexión directa con el régimen de Maduro. Los portavoces de estas acciones argumentaron que ese grupo criminal era una amenaza regional. Sin embargo, Petro calificó esas aseveraciones como “una construcción política sin base fáctica”, impulsada por sectores de la derecha que buscan deslegitimar gobiernos que se distancian de su influencia.
Petro presenta alternativa: la “Junta del Narcotráfico”
El mandatario explicó que, en lugar del cartel mítico, hay una estructura criminal real que él denominó “Junta del narcotráfico”, cuyos líderes operarían desde Europa y Medio Oriente. Petro argumentó que esa red tiene control sobre el tránsito de cocaína desde Colombia y propuso una estrategia conjunta con Estados Unidos para desarticular esa estructura, basada en coordinación y no en subordinación.
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Petro enfatizó que “el problema político venezolano debe resolverse entre los venezolanos”, sin intervención de actores externos, y con un enfoque de mayor participación democrática. Afirmó que el objetivo final es una Venezuela descarbonizada, y que esa visión forma parte del proyecto de una Gran Colombia que aspire a ser potencia mundial de la vida y de la unidad latinoamericana.
Esta postura, según analistas de centro-derecha, tiene resonancia particular porque destaca un enfoque soberano y cooperativo sin ceder a presiones imperialistas, mientras critica el uso de narrativas criminales como pretexto para intervenciones. Además, refleja una estrategia política que prioriza la consolidación institucional frente a las campañas mediáticas.