Una carta desde el encierro: “No soy terrorista, solo tengo sueños”
Gabriel Rodríguez, un joven de 17 años, se ha convertido en un símbolo del abuso de poder del régimen venezolano tras haber sido arrestado sin pruebas en el estado Lara. Desde su centro de reclusión, escribió una carta pública dirigida a Tarek William Saab, fiscal general del chavismo, en la que relata su caso y pide recuperar su libertad.
El adolescente, quien trabajaba en una panadería artesanal en Cabudare, fue detenido el pasado 9 de enero de 2025 por efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) cuando se dirigía a un centro de salud tras presentar síntomas de fiebre y malestar.
“Soy un joven trabajador al que le están negando sus sueños”, escribió Gabriel en una carta que ha circulado ampliamente en redes sociales, publicada por organizaciones defensoras de derechos humanos como Foro Penal y por abogados que llevan casos de persecución política en Venezuela.
El “delito”: tener 400 bolívares y auriculares
Gabriel relató que, al momento de su detención, solo llevaba su teléfono móvil, audífonos, cartera y 400 bolívares en efectivo, producto de su jornada laboral. Sin embargo, según su testimonio, los uniformados lo abordaron sin motivo legal, lo señalaron de participar en supuestas protestas violentas y lo trasladaron a la fuerza a un destacamento de la GNB.
Allí, denunció que fue obligado a grabar videos incriminatorios junto a un adulto que no conocía. Según lo que escuchó de uno de los funcionarios, su detención fue una pantalla para justificar la falta de disturbios.
“Jefe, tuvimos que agarrar a este para disfrazar las cosas, ya que no hubo guarimbas para controlar”, relató Gabriel en su misiva.
Incluso, indicó que se discutió la posibilidad de “armarle un caso” utilizando cauchos y gasolina, una táctica usada frecuentemente por el régimen para criminalizar a jóvenes que no tienen antecedentes y que, como Gabriel, solo aspiran a un futuro mejor.
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Sin atención médica, con fiebre y sin pruebas
Luego de su detención arbitraria, Gabriel fue retenido en un rincón del comando policial sin recibir atención médica, a pesar de presentar fiebre alta. Posteriormente, un funcionario accedió a trasladarlo al ambulatorio, donde fue diagnosticado con una infección pulmonar.
Pese a su estado de salud y sin evidencia que lo vincule a hechos delictivos, fue presentado ante tribunales, y el pasado 15 de julio, se le ratificó la medida de privación de libertad.
“Yo no tengo antecedentes, estudio, trabajo y no he hecho nada malo. Solo quiero seguir adelante”, expresó en la carta.
Rodríguez culminó su último período escolar desde el centro de reclusión con un promedio de 18,91 puntos, el más alto de su salón, lo que refuerza su perfil como un joven enfocado en sus estudios y en su futuro.
“Solo quiero asistir a mi graduación sin grilletes”
Las palabras del joven conmovieron a muchos venezolanos dentro y fuera del país. “Solo quiero estar libre y poder asistir a mi graduación sin grilletes”, escribió. El caso ha generado indignación en redes sociales, donde cientos de usuarios han exigido su liberación inmediata.
Según el Foro Penal, Gabriel es uno de al menos cuatro menores de edad encarcelados por razones políticas en Venezuela, en un contexto de represión sistemática contra la disidencia y criminalización de la juventud.
Una constante en el régimen chavista
El régimen de Nicolás Maduro continúa encarcelando a jóvenes, estudiantes, trabajadores, sindicalistas y cualquier ciudadano que pueda representar una amenaza simbólica a su control absoluto del país. Casos como el de Gabriel Rodríguez demuestran que ni la inocencia ni la edad son garantía de justicia en Venezuela.
En el pasado, organismos internacionales como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han documentado estos abusos, donde menores son detenidos sin órdenes judiciales y en condiciones deplorables.
A la fecha, no se han presentado pruebas que vinculen a Gabriel con actividades violentas o subversivas, pero su reclusión sigue en pie como castigo ejemplarizante por parte del aparato represivo chavista.
La juventud bajo amenaza
Este caso pone en evidencia cómo el régimen usa la fuerza para sembrar miedo en la sociedad venezolana. El encarcelamiento de Gabriel Rodríguez no solo viola principios básicos del derecho penal y de protección de menores, sino que representa una grave violación de los derechos humanos.
El mensaje de Gabriel, lejos de ser un grito de odio, es una súplica por dignidad, justicia y libertad. Sus palabras resumen el sentir de miles de jóvenes que, aun en medio de la represión, se niegan a dejar de soñar.
“Ya muchos saben de mi caso y saben que no soy ningún terrorista. Solo soy un buen joven que le están negando sus sueños”, concluyó Gabriel en su carta.
