Presos políticos gravemente enfermos están enfrentando una crisis humanitaria sin precedentes en diversas cárceles del país, según el último informe de la ONG Justicia, Encuentro y Perdón (JEP). Este organismo ha documentado que, al menos, 60 reos con enfermedades severas —entre cáncer, afecciones cardíacas, neurológicas y renales— no reciben la atención médica que requieren con urgencia.
Cánceres en etapa crítica requieren atención inmediata
Dentro de los casos más alarmantes, al menos cinco detenidos presentan cáncer en etapa avanzada, que exige tratamiento urgente como quimioterapia o radioterapia especializada. Entre ellos se encuentra un militar con adenocarcinoma de próstata y tumor tiroideo recluido en un hospital de Caracas, y otro civil detenido en el estado Monagas con un tumor pancreático, cirrosis hepática y diabetes. Estos casos ilustran la gravedad de la situación y la falla del sistema penitenciario para garantizar atención básica.
Afecciones cardiovasculares y neurológicas: urgencia de vida
Además, siete presos padecen enfermedades cardiovasculares graves, como insuficiencia cardíaca que necesita marcapasos o bloqueos coronarios severos —sin acceso a tratamiento quirúrgico ni seguimiento médico adecuado.
Por otra parte, ocho casos neurológicos incluyen secuelas de accidente cerebrovascular, Alzheimer y trastorno del espectro autista. Estos reclusos sufren pérdida de memoria, parálisis parcial y otros cuadros debilitantes que requieren atención integral.
Enfermedades renales y múltiples complicaciones
Un tercer grupo, formado por 21 presos, sufre de insuficiencia renal, dolencias múltiples o padecimientos quirúrgicos complejos. Algunos enfrentan hidrocefalia con derivación quirúrgica, tras múltiples procedimientos en el cráneo. La falta de tratamientos genera riesgos continuos para su vida.
Deterioro físico generalizado y patologías diversas
Finalmente, 19 detenidos presentan deterioro físico severo: desde fibromialgia crónica que limita la movilidad (en una presa institucionalizada), hasta pseudoartrosis por heridas de arma de fuego y trastornos psiquiátricos graves, incluidos intentos de suicidio. La combinación de condiciones médicas y reclusión prolongada agrava su salud física y mental.
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La situación expuesta no es solo un reto humanitario; es una emergencia que compromete los derechos fundamentales de los reclusos. La ONG JEP exige intervención médica inmediata y transparencia en el estado de salud de cada caso. Estos reos no pueden continuar siendo ignorados por el régimen de Maduro, y su bienestar es responsabilidad ineludible del Estado.
La información fue recabada por JEP a través de entrevistas, documentos oficiales y seguimiento en centros penitenciarios, y se encuentra disponible en su sitio web y reportes públicos. También consultamos fuentes como Efecto Cocuyo, que publicó el informe el 20 de agosto —la fuente base original—. La nota se reescribió completamente para evitar duplicación y garantizar su originalidad.