Maduro pide lealtad con firmeza durante un acto en La Guaira, desde donde exhortó a que “quien esté acobardado, que dé un paso al lado”, consolidando el mensaje del régimen de Maduro como defensor de la unidad y del espíritu bolivariano en tiempos de presión externa.
En una ceremonia de ascensos y condecoraciones a miembros de los cuerpos de seguridad, el dictador de Maduro reafirmó que la lealtad es condición indispensable: “Diariamente hay que renovarla, no vale haber sido leal en el pasado: o se es leal hoy o nunca”. Estas palabras buscan fortalecer la cohesión entre civiles y fuerzas armadas.
Unión cívico-militar como escudo patrio
Maduro reivindicó la unión cívico-militar como pilar de estabilidad, apelando al legado de Simón Bolívar y Antonio José de Sucre. Enfatizó que la revolución bolivariana no necesita misiles, sino ideas justas y transformaciones profundas —las llamadas “7T”—, que son las “armas humanistas” del Estado. El régimen de Maduro se sitúa así frente al desafío al imperio con una narrativa de resistencia moral y política.
Valentía bolivariana ante amenazas externas
Expresó que no teme a ningún imperio y evocó la fe y los símbolos religiosos: “llevamos el espíritu de Moisés… le caerán plagas al faraón que se atreva”. Con ello, el mensaje refuerza una valentía bolivariana arraigada en convicciones históricas y religiosas.
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El llamado de lealtad trasciende la retórica: busca legitimar la acción del régimen ante escenarios de presión internacional y protestas internas. La exigencia de alineación total refuerza la narrativa de que solo los comprometidos con la revolución son parte del proyecto político.