Oficialismo repite fórmula clientelar en las elecciones municipales del 27 de julio
Nicolás Maduro ha vuelto a recurrir a la vieja fórmula del populismo electoral. En un acto transmitido por Venezolana de Televisión (VTV), el líder del régimen chavista anunció que las comunidades que consigan la mayor cantidad de votos en las elecciones municipales del próximo 27 de julio recibirán “premios dobles”, replicando una estrategia aplicada en procesos anteriores.
“Aquellos circuitos comunales que tengan más población votante, tanto en número como en porcentaje, tendrán un premio especial en todos los estados del país, y esta vez será doble”, expresó Maduro ante una audiencia cuidadosamente seleccionada.
El anuncio se enmarca en una campaña electoral caracterizada por el ventajismo institucional, el uso de recursos del Estado y la ausencia de una competencia democrática real, luego de que la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) decidiera no participar, al considerar ilegítimos los resultados de las elecciones presidenciales de 2024, en las que el Consejo Nacional Electoral (CNE), completamente controlado por el oficialismo, proclamó a Maduro como ganador.
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¿Premios o chantaje electoral?
La oferta de “premios por participación” no es nueva. El régimen ha utilizado este tipo de incentivos clientelares en elecciones anteriores, como las regionales y parlamentarias de mayo pasado, en las que ofreció recursos y proyectos sociales a las comunidades que mostraran mayor movilización.
En esta ocasión, Maduro detalló que serán 10 premios por cada estado, sumando un total de 250 recompensas a nivel nacional. Según dijo, estarán enfocadas en proyectos comunitarios y juveniles. No obstante, no se especificaron criterios técnicos, mecanismos de evaluación ni control sobre la entrega de estos “incentivos”, lo que deja abierta la puerta a la discrecionalidad política.
Para expertos electorales y organizaciones civiles, esta práctica constituye una forma de coacción y manipulación del voto, especialmente en zonas empobrecidas, donde una promesa de ayuda o mejora comunitaria puede inclinar la voluntad popular en ausencia de garantías institucionales.
Unas elecciones sin oposición real
Estas elecciones municipales carecen de legitimidad, según denuncia la oposición democrática, agrupada en la Plataforma Unitaria, que se marginó del proceso tras los cuestionados comicios presidenciales.
El desconocimiento del resultado del 28 de julio de 2024 por parte de amplios sectores nacionales e internacionales ha socavado por completo la confianza en el sistema electoral controlado por el chavismo. La comunidad internacional, incluida la Unión Europea y la OEA, ha expresado su preocupación por la falta de garantías, la censura a medios independientes y la persecución contra líderes opositores.
6.000 circuitos comunales en 2027: más control político
Durante su discurso, Maduro también anunció que el régimen proyecta elevar de 5.338 a 6.000 los “circuitos comunales” para enero de 2027. Esta expansión no es inocente: los llamados circuitos comunales, lejos de ser una herramienta de participación ciudadana, funcionan como estructuras paralelas de control social, leales al PSUV, que responden directamente a los intereses del régimen.
En los próximos comicios se elegirán 2.471 concejales municipales en todo el país, exceptuando la región del Esequibo, que según Maduro, aún “no está dividida en municipios”, aunque sí fue utilizada propagandísticamente durante el referéndum del año pasado.
Campaña marcada por el abuso institucional
La campaña electoral comenzó oficialmente el pasado viernes y se extenderá hasta el 24 de julio, día del natalicio de Simón Bolívar. Como ha ocurrido en anteriores contiendas, los medios públicos están completamente al servicio del oficialismo, los candidatos opositores son invisibilizados o directamente excluidos del proceso, y el ventajismo del PSUV es descarado, mediante el uso de infraestructura estatal, programas sociales y presión sobre empleados públicos.
El CNE, subordinado al régimen, ha guardado silencio frente a las irregularidades, dejando claro que no hay árbitro imparcial en esta contienda. El escenario electoral no es competitivo ni justo, lo cual socava cualquier posibilidad de alternancia democrática en el poder municipal.
Una “sana competencia” bajo chantaje
Maduro insistió en que esta propuesta busca “activar a las comunidades” mediante una “sana competencia” por el bienestar común. Sin embargo, la realidad es que este tipo de prácticas distorsionan la naturaleza del voto, transformándolo en una moneda de cambio sujeta a favores y amenazas veladas.
La promesa de recompensas por votos refuerza el clientelismo político, un modelo perverso que el chavismo ha perfeccionado por más de dos décadas, cooptando voluntades a cambio de bolsas CLAP, electrodomésticos, tanques de agua o reparaciones comunitarias, mientras el país se hunde en la pobreza y la desinstitucionalización.
Reacciones y denuncias internacionales
Organizaciones defensoras de los derechos políticos, como Provea y el Centro de Justicia y Paz (Cepaz), han denunciado que estas estrategias violan el principio de igualdad del sufragio y manipulan el proceso electoral en favor del partido oficialista. Además, alertan que estos métodos coartan la libertad ciudadana y refuerzan la dependencia al Estado.
El informe de Transparencia Venezuela y las alertas de Foro Penal también advierten sobre la instrumentalización del aparato estatal para consolidar el poder político del PSUV, en desmedro de la democracia.
Conclusión
El anuncio de Maduro no es una novedad, sino un reflejo del modelo chavista, basado en la manipulación de necesidades sociales para obtener respaldo político. Lejos de estimular una participación cívica genuina, estas elecciones municipales están diseñadas para consolidar el control local del PSUV mediante el chantaje social.
En un país donde el hambre, la migración forzada y la represión son el pan de cada día, la oferta de premios por votos no es más que un espectáculo cínico, una caricatura de lo que debería ser un proceso electoral limpio y libre.