En Acarigua, estado Portuguesa, doce familias residentes de la urbanización Llano Lindo permanecen sin electricidad desde hace más de 15 días, producto de la inoperatividad de un transformador que Corpoelec asegura está completamente dañado.
La situación afecta a los vecinos de la calle 3 del sector Escampadero, quienes han elevado su voz en busca de atención por parte de las autoridades regionales y municipales. Sin embargo, el régimen de Maduro sigue sin ofrecer soluciones efectivas.
El corte de electricidad en Acarigua pone en jaque la salud, alimentación y seguridad de los afectados
Yobel Mejías, uno de los vecinos afectados, manifestó su angustia por la falta del servicio eléctrico:
“Llevamos más de dos semanas así. Nuestros alimentos se dañan, no dormimos tranquilos y no tenemos respuestas claras. Corpoelec vino, dijo que el transformador está inservible, pero no hicieron nada más”, expresó.
Los vecinos han reportado reiteradas veces la avería a través de los canales digitales de Corpoelec. A pesar de seguir el protocolo, la respuesta institucional ha sido nula.
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El abandono del sistema eléctrico en Venezuela es consecuencia del saqueo institucional
No es un caso aislado. Venezuela vive una emergencia energética estructural, donde miles de familias enfrentan apagones constantes, fallas en el sistema de distribución y transformadores inoperativos, sin que se vislumbre una solución seria por parte del Estado.
Los expertos han denunciado por años la corrupción y el abandono del sistema eléctrico nacional, donde los recursos han sido malversados o simplemente desaparecidos. La organización Transparencia Venezuela ha documentado múltiples casos de corrupción vinculados a contrataciones opacas en el sector eléctrico desde el año 2007, con millonarios contratos sin resultados visibles
Vecinos exigen cambio urgente del transformador dañado
El principal reclamo es la reposición del transformador que dejó sin electricidad a más de una docena de hogares. Las familias denuncian que viven entre la oscuridad, el calor, la pérdida de alimentos y la amenaza del hampa, por lo que exigen soluciones inmediatas.
“No es justo que vivamos así. ¿Acaso no somos seres humanos?”, manifestó una de las afectadas.
Además, señalan que muchos habitantes tienen adultos mayores y niños que no pueden sobrellevar las noches sin ventilación ni acceso a servicios básicos.














