En medio del creciente deterioro institucional y de seguridad en Venezuela, se conoció un nuevo caso que refleja la fragilidad del sistema penitenciario: una joven de apenas 18 años fue detenida tras intentar introducir droga en un centro de detención en el estado Zulia.
El hecho ocurrió el sábado 20 de julio de 2025 en la Estación Policial Bolívar, situada en el centro de Maracaibo, cuando funcionarios del Cuerpo de Policía Bolivariana del estado Zulia (Cpbez) detectaron un cargamento de presunta droga durante una inspección rutinaria.
Según reportes oficiales publicados en la cuenta de Instagram de @CpbezPrensa, la mujer, identificada como Dileydi Patricia González González, intentó introducir siete envoltorios de estupefacientes con un peso cercano a 9.5 gramos, ocultos en cambures. Gracias a la vigilancia activa de los oficiales, su plan fue descubierto antes de que los narcóticos llegaran a manos de los detenidos.
Quizás le pueda interesar esta otra noticia: Maduro volvió a ofrecer premios a comunidades que registren más votos en las municipales
Este nuevo intento de meter droga en centros de detención no solo pone en evidencia la participación de civiles en delitos graves, sino también el nivel de vulnerabilidad del sistema de seguridad bajo el régimen de Nicolás Maduro, donde la corrupción y la complicidad siguen siendo moneda corriente.
La joven fue inmediatamente puesta a la orden de la Fiscalía 23 del Ministerio Público, que se encargará de llevar el proceso judicial correspondiente. Este caso se suma a la larga lista de irregularidades que día a día salen a la luz dentro del sistema penitenciario venezolano, bajo el control de un régimen cada vez más deslegitimado.
Subtítulo: Droga en centros de detención sigue siendo una constante en Venezuela
En los últimos años, se ha reportado una creciente cantidad de incidentes relacionados con el tráfico de drogas en estaciones policiales y cárceles del país. Según informes de organizaciones como Transparencia Venezuela, estos delitos no son aislados, sino que forman parte de una estructura delictiva donde muchas veces hay complicidad de funcionarios.
Además, el uso de frutas y alimentos como camuflaje para pasar sustancias ilícitas se ha vuelto una técnica recurrente, lo que obliga a reforzar aún más los controles. Sin embargo, en un país donde la impunidad es la norma, los esfuerzos aislados de algunos cuerpos policiales no bastan.
La situación exige una reforma profunda del sistema penitenciario, algo que bajo el actual modelo autoritario parece poco probable. Las organizaciones defensoras de los derechos humanos han denunciado múltiples veces que la falta de transparencia y supervisión contribuye al auge de estas prácticas.














